No hay nada que me aporte mas felicidad que mirar a mi lado en la cama y verla dormir, tocarle la carita, saber que esta bien, que cuando se despierte se llenará de felicidad al ver que su mamá aún sigue ahí. Adoro cuando grita llamándome como una loca repitiendo hasta que le hago caso. Me estoy acostumbrado al nuevo complejo de despertador que le ha entrado de niña no normal que en menos de diez horas de acostarse ya me esta despertando con la cara pegada a la mía y metiéndome la mano en la boca, nariz y ojos. O cuando en el medio de la noche una voz en el silecio empieza a susurrar ''tetaaa, tetaa''. Recuerdo aquella vez que estabas a mi lado y empecé a notar una vibración en la cama y yo muy asustada bruscamente me di la vuelta a mirarte pensando que te estaba pasando algo malo y te estabas partiendo el culo en sueños, eso me dio una semana mas de vida. Me encanta que muevas el culo cada vez que oigas como sea un poco de música o cuando alguien dice algo con un poco de entonación tu le haces las palmas. Que digas adiós cinco minutos después de que la gente se haya marchado o mientras se dan la vuelta es increíble, y esos escándalos que formas cuando te cambio el pañal porque te aburre estar boca arriba sin hacer nada. Que no quieras comer la comida pero que de postre te comas dos plátanos, la alegría que te da que el teléfono de mamá esté al alcance de tu mano, lo mucho que odias los gorros (cosa que los vecinos saben muy bien).. Esas pequeñas cosas que me demuestran que si eres un perro verde es porque eres mi hija, por eso te quiero, porque eres mía, eres de papá y no podemos denegar de ti, porque cada cosa de ti, tu físico, tus gestos te delatan: eres nuestra niña.
AVISO.
He estado comentando por vuestros blogs con otro perfil, con el nuevo perfil que he creado para el nuevo blog de estas características que tengo en mente. Así que no os asustéis si una nueva Carmen os habla como si os escribiera de toda la vida, soy yo.
Muchos besos.